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En lo profundo de Yucatán, Ox Bel Ha: junto al mayor laberinto subacuático, donde se unen dos aguas y reposan los antepasados mayas.

Cuatro buceadores exploran una cueva submarina con cerámicas antiguas y formaciones rocosas.

Bajo los complejos turísticos y la selva de la península de Yucatán se encuentra Ox Bel Ha, un vasto sistema de cuevas subacuáticas donde se mezclan agua dulce y salada, donde ofrendas mayas reposan en la oscuridad, y donde los científicos ahora corren contra el tiempo para cartografiar lo que podría ser una de las reservas de agua más críticas y frágiles de México.

El laberinto oculto bajo la Riviera Maya

Ox Bel Ha no es una sola cueva, sino una enorme red interconectada de túneles y cámaras inundadas bajo el estado de Quintana Roo, al sur de Tulum. Hasta ahora se han cartografiado más de 524 kilómetros de pasadizos, lo que la convierte en el sistema de cuevas subacuáticas más largo del planeta, y cada año se añaden nuevas secciones.

Este laberinto existe porque Yucatán es básicamente una gigantesca losa de piedra caliza porosa. El agua de lluvia, ligeramente ácida, se filtra a través de la roca y la disuelve lentamente. A lo largo de miles de años, este proceso kárstico excavó galerías y cavidades subterráneas. Tras la última glaciación, el mar en ascenso invadió muchos de estos espacios, convirtiéndolos en cuevas inundadas.

A diferencia de otros sistemas cavernosos conocidos que alternan tramos secos e inundados, Ox Bel Ha está casi completamente bajo el agua. Ese solo hecho lo cambia todo. Cada metro requiere buceo técnico. Cada nueva cámara implica horas bajo presión, una estricta gestión de gases y ningún acceso directo a la superficie.

Ox Bel Ha es tanto una gigantesca instalación natural de fontanería como un archivo histórico, que alberga agua, fósiles y huellas de uso ritual en los mismos pasillos inundados.

Hidrológicamente, esta red de cuevas funciona como columna vertebral del acuífero regional. Al menos 160 cenotes - sumideros naturales creados por el colapso del techo - conectan el agua subterránea con la superficie. Para comunidades locales, hoteles y fauna, esta es la principal fuente de agua dulce. Aquí no hay grandes ríos; el agua corre en secreto bajo los pies de la gente, en estos túneles oscuros.

Donde el agua dulce flota sobre el agua salada

El agua dentro de Ox Bel Ha no es uniforme. Alrededor del 73 por ciento del sistema contiene agua dulce, que descansa sobre una capa más densa de agua salada que representa el 27 por ciento restante. En el límite entre ambas capas, se forma una interfaz ondulante conocida como haloclina.

Para los buceadores, cruzar la haloclina puede sentirse como avanzar a través de vidrio líquido. La visión se vuelve borrosa, la luz se distorsiona, los instrumentos se desfiguran. Para los científicos, esa misma zona turbia marca un cambio químico y físico radical, que determina qué organismos pueden vivir y dónde.

La capa dulce, alimentada por la lluvia, fluye lentamente hacia la costa. La capa salada, vinculada al mar Caribe, a menudo permanece casi estancada en bolsillos más profundos. Temperatura, salinidad y niveles de oxígeno pueden variar bruscamente en apenas unos centímetros de profundidad. Ese mosaico de condiciones genera microhábitats muy variados.

Donde se encuentran las dos aguas, la vida no desaparece; se adapta, especializándose en estrechas franjas de salinidad, oscuridad y nutrientes escasos.

Esta separación vertical convierte también la cueva en un gran indicador de estrés regional. Los contaminantes vertidos en la superficie pueden viajar silenciosamente por la capa dulce y reaparecer kilómetros más allá. Cualquier alteración del flujo - sea por construcción, canteras o bombeo masivo - puede modificar el equilibrio entre ambas aguas y la estabilidad de los techos cavernosos.

Buceo extremo al límite de la cartografía

Cartografiar Ox Bel Ha se ha convertido en un esfuerzo a largo plazo impulsado por equipos mixtos de buceadores y científicos mexicanos e internacionales. Entre ellos, el equipo BEL - Emőke Wagner, László Cseh y Bjarne Knudsen - ha desempeñado un papel clave en ampliar los límites conocidos del sistema, sumando unos 10,1 kilómetros de nuevos pasadizos solo en 2023.

Sus misiones se parecen menos a inmersiones recreativas y más a pequeñas expediciones. El tiempo bajo el agua supera a menudo las seis horas. La profundidad media ronda los 12 metros, pero la penetración horizontal puede superar los 6 kilómetros desde el cenote de entrada. No existe opción de salir a la superficie dentro de la cueva; la única salida es regresar por donde entraron.

Para recorrer tales distancias, los buceadores usan configuraciones backmount con dobles botellas, tanques adicionales de descompresión y potentes propulsores subacuáticos. Baterías de fabricación propia mueven los scooters durante varias horas. La seguridad depende de carretes de guía que instalan a lo largo del recorrido, formando un hilo conductor continuo hasta la salida.

Las condiciones pueden cambiar bruscamente. Algunos sectores se estrechan hasta restricciones en las que apenas pasan las botellas. Un leve aleteo puede levantar nubes de sedimento y reducir la visibilidad a cero. En otras zonas, los taninos de la selva tiñen el agua de marrón té, tragándose la luz de las linternas.

Llegar a una nueva cámara suele implicar atravesar una restricción a más de cinco kilómetros de la luz del día, sin garantía de que el pasadizo continúe al otro lado.

Tras cada inmersión, las notas detalladas, los croquis de líneas y los perfiles de profundidad alimentan los mapas digitales. Estos datos van más allá de la mera curiosidad. Ayudan a los hidrólogos a comprender cómo el acuífero conecta distintos cenotes y manantiales costeros. También permiten a los urbanistas evaluar dónde podría interferir una infraestructura con vacíos o zonas débiles de la roca.

Lo que ha revelado la cartografía reciente

Los esfuerzos más recientes han identificado al menos cinco nuevos cenotes, incluidos lugares conocidos como Cenote Ciego y Turtleshell. Cada nueva entrada ofrece una ventana adicional al sistema de aguas subterráneas y un nuevo punto de acceso para la investigación.

  • Cenote Ciego: un sumidero oculto en bosque denso que da acceso directo a secciones más profundas de Ox Bel Ha.
  • Turtleshell: un cenote cuya forma recuerda a un caparazón, conectando galerías poco profundas con una zona de haloclina más profunda.
  • Pozo sin nombre: varias aberturas pequeñas que podrían servir como puntos de monitoreo de calidad del agua y velocidad de flujo.

Estas entradas también son relevantes para situaciones de emergencia, como eventos de contaminación o derrumbes. Disponer de múltiples accesos permite un muestreo más rápido y mejor planificación de la respuesta.

Un refugio oscuro para criaturas raras y ciegas

Ox Bel Ha acoge una comunidad inusual de organismos que nunca ven la luz del sol. Se han identificado al menos 38 especies animales adaptadas a la vida cavernícola. Muchas de ellas son troglobias, especies que no pueden sobrevivir fuera del entorno subterráneo.

Entre ellas, los peces albinos ciegos (Astyanax mexicanus) se han convertido en símbolos de la evolución cavernícola. A lo largo de generaciones, sus ojos se atrofiaron y la pigmentación desapareció, al dejar de tener utilidad la visión. En el silencio de la cueva, se orientan con la línea lateral y otros sentidos.

Crustáceos de antenas alargadas, gambas translúcidas y pequeños anfípodos ocupan las grietas y lechos de limo. A otra escala, comunidades microbianas prosperan en gradientes químicos. Algunas bacterias se alimentan de metano que se filtra a través de la caliza desde capas más profundas. En lugar de luz solar, dependen de este gas como fuente de energía.

Donde la mayoría de las cadenas tróficas empiezan por la fotosíntesis, Ox Bel Ha mantiene una red de vida impulsada por bacterias que comen metano en absoluta oscuridad.

Estos microbios sirven de alimento a pequeños invertebrados, que a su vez sustentan a depredadores mayores como peces y crustáceos. El resultado es un ecosistema autosuficiente, que funciona casi independientemente de la superficie, pero que resulta muy vulnerable a cualquier alteración en la química del agua.

En la superficie, los cenotes conectados a Ox Bel Ha atraen fauna terrestre. Cámaras trampa han captado jaguares, pumas, ciervos y coatíes visitando las pozas. Las aves anidan en las paredes húmedas de la roca. Los insectos revolotean sobre el agua y, al caer, alimentan a los peces de abajo. Cada cenote funciona como un punto de encuentro entre la selva y el río subterráneo.

Donde la ciencia se encuentra con el inframundo maya

Mucho antes de que los buceadores técnicos llegasen a Ox Bel Ha, estas cuevas ya tenían un profundo sentido cultural. Para los antiguos mayas, los cenotes eran entradas a Xibalba, el inframundo, un reino de dioses, antepasados y fuerzas poderosas. Se depositaban ofrendas - cerámica, jade e incluso restos humanos - en sus profundidades.

Algunos pasajes de Ox Bel Ha contienen vestigios arqueológicos de esas prácticas. Restos humanos como la famosa “Eva de Naharon”, posiblemente de más de 13.000 años, sugieren que la gente usó estas cuevas cuando el nivel del mar era más bajo y ciertas secciones permanecían secas. Con el tiempo, el agua ascendió y selló las pruebas en su lugar.

AspectoPapel de Ox Bel Ha
HidrologíaPrincipal reserva de aguas subterráneas y sistema de drenaje del sureste de Yucatán.
BiodiversidadRefugio para fauna cavernícola especializada y comunidades microbianas.
CulturaPaisaje sagrado vinculado a la cosmología y la ritualidad maya.
ArqueologíaArchivo de enterramientos prehispánicos, artefactos y restos humanos antiguos.

Para las comunidades mayas actuales, los cenotes conservan valor espiritual y práctico. Proporcionan agua, lugares de ritual y una fuente de ingresos turística. A medida que carreteras, hoteles y trenes se multiplican, algunos pobladores tratan de preservar el acceso tradicional y el respeto por estos lugares, mientras negocian con inversores externos.

Turismo, megaproyectos y un techo frágil

Ox Bel Ha se encuentra ahora en el centro de un delicado debate político. Por un lado, el gobierno mexicano promueve grandes proyectos de infraestructura en el sureste, entre ellos el Tren Maya - un anillo ferroviario de más de 1.500 kilómetros - y un nuevo aeropuerto internacional cerca de Tulum. Por otro lado, científicos y ambientalistas advierten que construir sobre un paisaje hueco puede acarrear graves consecuencias a largo plazo.

Partes del recorrido del tren y de desarrollos asociados discurren sobre segmentos conocidos de Ox Bel Ha y otros sistemas de cuevas. Estructuras pesadas, rellenos y vibración constante podrían desestabilizar techos que ya soportan el peso de la selva y las ciudades. Los derrumbes podrían no solo dañar la infraestructura, sino también desviar los flujos de agua subterránea.

Los mismos vacíos que llevan agua potable a hoteles y viviendas pueden convertirse en puntos críticos de inestabilidad cuando vías, carreteras y aeropuertos se construyen encima.

Investigadores que colaboran con organizaciones como CINDAQ hacen hincapié en que el acuífero de Ox Bel Ha suministra la mayor parte del agua potable de la región. Fugas de aguas residuales, vertidos de combustible o vertederos deficientes podrían colarse por grietas y cenotes, viajando invisibles hasta llegar a manantiales costeros o pozos de resorts.

Estas preocupaciones han impulsado peticiones de protección legal de los principales sistemas de cuevas. Algunos científicos abogan por una gran área protegida que reconozca la red de cuevas, la selva y los manglares costeros como un sistema conectado. Por ahora, la regulación sigue fragmentada, y los permisos suelen tratar la obra superficial y los vacíos subterráneos como asuntos independientes.

Cómo podría ser la protección en la práctica

Existen diversas herramientas sobre el papel para proteger Ox Bel Ha, pero requieren respaldo político y financiación a largo plazo. Una combinación de medidas podría marcar la diferencia:

  • Cartografía sistemática de las cuevas antes de aprobar cualquier gran proyecto de infraestructura.
  • Designación de zonas de exclusión de construcción sobre conductos clave y techos frágiles.
  • Normas estrictas de tratamiento de aguas residuales para hoteles y desarrollos residenciales.
  • Monitoreo comunitario de la calidad del agua en cenotes estratégicos.

Algunos operadores locales ya ofrecen visitas a cuevas de “bajo impacto” con grupos reducidos y reglas estrictas de contacto con formaciones. Otros buscan un beneficio rápido con turismo masificado y construcción agresiva. El equilibrio entre estos enfoques determinará el destino de la cueva durante décadas.

Consejos prácticos para visitantes y lectores

Para los viajeros que se dirigen a Tulum o Playa del Carmen, la historia de Ox Bel Ha puede parecer lejana, oculta tras los eslóganes de marketing sobre cenotes y aguas cristalinas. Sin embargo, las decisiones sobre el terreno influyen directamente en el sistema de cuevas. Alojarse en lugares conectados a sistemas adecuados de tratamiento de aguas residuales, usar botellas reutilizables en vez de plásticos desechables y respetar los cierres en cenotes sensibles ayuda a reducir la presión sobre el acuífero.

Los buceadores técnicos que se estén formando en cuevas de la zona de Tulum afrontan ahora una doble responsabilidad: la seguridad personal y la preservación del sitio. Los buenos operadores minimizan el enturbiamiento enseñando técnicas adecuadas de aleteo, aplican protocolos estrictos de línea y evitan la improvisación de nuevas rutas en zonas frágiles. Una formación seria exige tiempo y dinero, pero también conciencia de cuán fina es la línea entre la aventura segura y el daño irreversible.

Para lectores lejanos de México, Ox Bel Ha es un caso emblemático de riesgo oculto. Muchas regiones turísticas costeras del mundo reposan sobre suelo kárstico y comparten rasgos con Yucatán: redes subterráneas invisibles, vías de contaminación rápidas y mayor presión por el cambio climático. Observar el laberinto inundado de Yucatán ayuda a comprender por qué la protección de las aguas subterráneas, que a menudo parece abstracta, determina directamente la seguridad y resiliencia de comunidades enteras.

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