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“La gran mayoría de nuestras descargas son de Windows”: esta alternativa muestra cuán grande es el éxodo.

Persona con auriculares frente a dos monitores de ordenador, en una habitación con estanterías y cama desordenada.

Durante años, cambiar Windows por Linux en un equipo de gaming sonaba a fantasía de foros tecnológicos. Ahora, datos recientes de una distribución en auge sugieren que ha comenzado una migración real -y que, en su mayoría, empieza en ordenadores con Windows.

Bazzite, el Linux para gaming que habla el idioma de Steam

Bazzite no es una distribución de Linux genérica pensada para desarrolladores o aficionados. Está orientada principalmente a los jugadores. La distribución se basa en Fedora, pero incluye una serie de ajustes y preconfiguraciones diseñadas para que Steam, Proton y las GPU modernas funcionen con la mínima fricción posible.

Desde el primer momento, Bazzite se apoya en tres pilares: rendimiento, compatibilidad y facilidad de uso. Es compatible con tarjetas gráficas AMD, Intel y Nvidia mediante drivers preconfigurados y optimizaciones para gaming. Así, los usuarios pueden pasar menos tiempo buscando scripts en foros y más tiempo probando sus propios juegos.

Bazzite se posiciona como un sistema operativo gaming listo para usar, prometiendo la comodidad de Windows con la estabilidad de Linux en el fondo.

Para muchos jugadores, Bazzite recrea efectivamente la experiencia de SteamOS en un escritorio o portátil: un entorno simplificado que actúa como una consola para juegos de PC, pero que sigue siendo un sistema Linux completo en segundo plano.

1,5 petabytes de descargas en un mes: una señal, no un nicho

En X (antiguamente Twitter), el equipo de Bazzite compartió recientemente las cifras actualizadas de descargas de su imagen de instalación. Durante un periodo de 30 días, el proyecto sirvió más de 1,5 petabytes de archivos ISO. Eso equivale a unos 1.500 terabytes de datos para una sola distribución.

Para un sistema operativo comunitario, esos volúmenes no son triviales. Indican un flujo constante de usuarios curiosos dispuestos a grabar un USB, arrancar desde él y comprobar si su biblioteca de juegos funciona sin Windows. Muchos de estos intentos nunca se convertirán en migraciones definitivas, pero la propia experimentación señala un cambio de mentalidad.

La verdadera noticia no es solo el tráfico bruto, sino de dónde proviene: abrumadoramente, de PC con Windows.

Windows domina… como fuente de quienes dejan Windows

Junto al ancho de banda total, Bazzite compartió un desglose de los sistemas operativos usados para descargar la ISO. El panorama es claro: Windows supone la inmensa mayoría. Linux ocupa un lejano segundo lugar, seguido de macOS, iOS y dispositivos Android.

Según las cifras publicadas por el proyecto, Windows es responsable de más de un petabyte de esas descargas, frente a unos 300 terabytes desde ordenadores Linux. Las plataformas móviles y macOS representan porciones comparativamente menores.

Sistema fuentePorcentaje estimado del tráfico ISO
WindowsBastante más de 1 PB
LinuxUnos 300 TB
Otros (macOS, iOS, Android…)Menor, pero no despreciable

Desde luego, Windows sigue manteniendo una posición dominante en el escritorio. Estadísticamente, un sistema operativo de masas siempre generará más descargas que una plataforma minoritaria. Sin embargo, la proporción entre fuentes Windows y Linux indica algo más que simple curiosidad ocasional.

Una parte significativa de los jugadores de Windows ahora investiga activamente, descarga y prueba una posible vía de escape, aunque mantengan el arranque dual durante un tiempo.

Esta conducta suele repetirse: un usuario oye hablar de Proton y la compatibilidad de Steam Deck, se frustra con los últimos cambios de Microsoft y finalmente decide probar “eso de jugar en Linux” en un fin de semana.

Por qué los jugadores de PC se interesan de repente por Linux

El fin del soporte de Windows 10 impulsa el cambio

Un catalizador clave es el momento. Windows 10, el caballo de batalla del gaming en PC durante años, se acerca al final de su ventana de soporte oficial. Las actualizaciones de seguridad dejarán de recibirse salvo que se pague por soporte extendido, un escenario extraño para usuarios domésticos con hardware antiguo pero aún potente.

Muchas de esas máquinas no cumplen los estrictos requisitos de Windows 11, especialmente respecto al TPM y las generaciones de procesadores. Los propietarios de esos PCs pueden:

  • Seguir en un Windows 10 sin soporte y asumir el creciente riesgo para la seguridad.
  • Forzar la instalación de Windows 11 en hardware no soportado oficialmente por Microsoft.
  • Comprar un ordenador nuevo antes de lo previsto.
  • O probar un sistema operativo alternativo y gratuito que siga recibiendo actualizaciones.

Linux, y Bazzite por extensión, encaja perfectamente en la última opción. Para quienes solo quieren jugar, la pregunta cambia de “¿Linux o Windows?” a “¿Podré seguir jugando sin comprar hardware nuevo ni una licencia?”

Las fricciones de Windows 11 hacen que los jugadores reconsideren

Windows 11 ha recibido críticas por parte de la comunidad de PC. Los usuarios se quejan de la obligación de usar una cuenta Microsoft, una mayor telemetría, ajustes confusos y una interfaz que a veces esconde opciones avanzadas tras más clics.

Los jugadores, que suelen ajustar cada detalle de su equipo, sienten mucho esa fricción. Funciones como los anuncios en el menú de inicio o servicios preinstalados hacen que el sistema operativo parezca más pesado y menos centrado en el rendimiento.

Cuando los entusiastas perciben que el sistema operativo les pone trabas, la idea de un Linux para gaming más ligero deja de sonar radical.

Al mismo tiempo, herramientas como Proton de Valve y la popularización de Steam Deck han normalizado el gaming en Linux. Muchos usuarios ahora descubren que sus títulos favoritos funcionan casi igual en una Deck -que usa una base Linux. Eso debilita una de las últimas barreras psicológicas importantes.

Del experimento al sistema diario: ¿hasta dónde puede llegar el éxodo?

Las cifras que comparte Bazzite no significan que millones de jugadores ya hayan abandonado Windows. Muchas descargas nunca se convierten en un uso diario. Algunas se quedarán en un USB, usadas una vez por curiosidad y luego olvidadas. Otras acabarán en sistemas de arranque dual, donde Windows sigue siendo el sistema principal para ciertas tareas.

Aun así, las tendencias se inician en los márgenes. Cada “instalación de prueba” que hace funcionar una gran biblioteca de Steam sin dolores de cabeza debilita la sensación de dependencia de Windows. Con el tiempo, esto cambia las expectativas: la gente empieza a preguntar si un juego nuevo es compatible con Linux o si el anti-cheat bloqueará Proton, en vez de asumir que Windows es obligatorio.

Para Bazzite, esto crea un círculo virtuoso. Más usuarios de Windows descargan la ISO, encuentran problemas concretos y los reportan. La distribución puede entonces mejorar perfiles de hardware, optimizar para nuevas GPU y añadir soluciones para títulos conflictivos. Eso, a su vez, la hace más atractiva para la siguiente ola de desertores.

Lo que un gamer gana -y arriesga- al dejar Windows

Lo positivo: control, rendimiento y longevidad

Cambiarse o hacer arranque dual con una distribución como Bazzite transforma la relación entre usuario y máquina. Las actualizaciones tienen otro ritmo, los servicios en segundo plano consumen menos recursos y suele haber menos bloqueo por parte del fabricante. Para muchos, eso supone una sensación de control.

En hardware bien soportado, Linux también puede alargar la vida de un PC. Un sistema que sufre con las versiones pesadas de Windows puede sentirse más ágil con un sistema operativo ligero. Los drivers de GPU, especialmente en AMD, suelen madurar con rapidez, y algunos juegos logran tiempos de fotogramas más estables gracias a otros métodos de gestión y sistemas de archivos.

Eso no garantiza mejores tasas de fotogramas en todos los casos. Sí genera, en cambio, un ecosistema en el que el sistema operativo rara vez te empuja hacia una actualización de pago.

Los inconvenientes: anti-cheat, herramientas minoritarias y curva de aprendizaje

El cambio sigue teniendo restricciones reales. Algunos juegos competitivos usan sistemas anti-cheat que solo funcionan, o funcionan mejor, en Windows. Algunos desarrolladores siguen ignorando Linux. Ciertas herramientas, desde aplicaciones para personalización RGB hasta software específico de streaming, pueden carecer de paridad de funciones o instaladores amigables.

Los recién llegados también necesitan adaptarse a nuevos hábitos de gestión del sistema. La instalación de drivers, los permisos de archivos y las rutinas de copia de seguridad funcionan de otra manera. Bazzite intenta ocultar gran parte de eso mediante automatización, pero los ajustes avanzados siempre serán diferentes a modificar el registro de Windows o las políticas de grupo.

Los jugadores tentados a cambiar suelen empezar con arranque dual: un SSD para Windows, otro para Bazzite y un disco compartido para la biblioteca.

Este enfoque escalonado reduce el riesgo. Si un torneo exige un anti-cheat exclusivo de Windows, basta con reiniciar. Si un título para un jugador funciona bien con Proton, se quedan en Linux. Con el tiempo, muchos acaban arrancando Windows menos de lo que pensaban.

Lo que estas cifras dicen sobre el futuro del gaming en PC

Las cifras de Bazzite concuerdan con un cambio más amplio que ya se observa en otras señales: el esfuerzo de Valve con Proton, el mayor soporte de Linux en motores de juego y más estudios probando versiones fuera de Windows. Ahora, los desarrolladores ven Linux no como un proyecto alternativo extraño, sino como una plataforma asociada a una base de hardware en expansión, desde Steam Decks hasta PC de escritorio.

Para Microsoft, esto no es una crisis inmediata, pero sí una advertencia. Los gamers son uno de los segmentos más técnicos y vocales de la base de usuarios de Windows. Cuando empiezan a mirar otras opciones, esa curiosidad puede extenderse a mercados de consumo más amplios, o al menos forzar a la empresa a replantear decisiones sobre telemetría, anuncios y requisitos de hardware.

Para quienes piensan en un posible cambio, el auge de Bazzite ofrece una conclusión práctica: el panorama ha cambiado. Montar hoy un entorno gaming moderno en Linux se parece a gestionar un sistema tipo consola con algunos ajustes extra, en vez de librar una guerra de compatibilidad perpetua. El éxodo desde Windows no es total, pero la puerta está más abierta que nunca en la última década.

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