Todos hemos vivido ese momento en el que damos una vuelta por la casa apagando luces, cerrando puertas, bajando un poco el termostato. Por costumbre de ahorrar, también cerramos las rejillas de las salidas de calefacción en habitaciones de invitados o despachos que apenas usamos. Es un gesto lógico, casi satisfactorio. Nos decimos que enviamos menos aire caliente a lugares donde nadie vive, así que la factura bajará.
Luego llega el invierno, la factura de calefacción sube igual, y empezamos a culpar “al precio de la energía”, “a la caldera vieja” o “al mal aislamiento”. Son pocos los que señalan esas discretas rejillas de ventilación cerradas, escondidas detrás de una cortina.
Y, sin embargo, a veces son esas mismas las que sabotean tus ahorros. Sin que tú lo sepas.
Por qué los profesionales de HVAC dicen que cerrar rejillas es una trampa
Pregunta a cualquier técnico veterano de HVAC por cerrar rejillas y verás la misma media sonrisa. Han oído esa idea cientos de veces durante asistencias en días fríos. La gente explica orgullosa que ha “cerrado las habitaciones que no usan” para bajar la factura, convencidos de haber encontrado el truco genial.
Pero desde la sala de máquinas, la historia es muy diferente. El aire tiene que ir a alguna parte. El sistema sigue intentando mover el mismo volumen para el que fue diseñado. Al cerrar las rejillas de habitaciones vacías, no apagas la calefacción ahí; estás asfixiando una máquina calibrada para respirar con libertad.
Ahí es cuando los costes ocultos empiezan a acumularse.
Imagina una casa típica de los años 90 en las afueras, con un sótano acondicionado y tres dormitorios en la planta de arriba. La pareja que vive allí solo usa su dormitorio, el salón y la cocina. Cuando llega el invierno, cierran todas las rejillas de los dormitorios menos la suya, además de las del sótano “porque nunca bajamos”.
Esperan comodidad en las estancias principales y una factura de gas más baja. En cambio, seis semanas después llaman a una empresa de HVAC: el sistema se enciende y apaga continuamente, algunas habitaciones están heladas, otras resultan extrañamente cargadas, y el ventilador hace un ruido preocupante. El técnico abre algunas rejillas, mide la presión estática y les explica con delicadeza que su “truco para ahorrar” ha forzado el sistema fuera de los límites seguros.
Las piezas están desgastadas, la factura es mayor. Y solo llevamos la mitad del invierno.
Los sistemas de aire forzado funcionan como pulmones. Conductos, retornos, rejillas, ventilador, caldera o bomba de calor: todo está dimensionado para mover una cantidad concreta de aire a una presión determinada. Al cerrar demasiadas rejillas, la presión estática en los conductos aumenta, como si pellizcaras una manguera de jardín. El ventilador trabaja más, consume más amperios, y la eficiencia se reduce.
A la vez, la caldera o bomba de calor puede alcanzar los límites de seguridad más rápido. Los intercambiadores de calor pueden sobrecalentarse, los quemadores se apagan antes de tiempo y el sistema entra en ciclos cortos: muchos arranques y paradas, en vez de periodos largos y estables. Eso malgasta energía y desgasta los componentes.
Así que, aunque la habitación sin uso esté más fría, el equipo de calefacción realmente consume más combustible o electricidad solamente por intentar vencer tus rejillas cerradas.
Qué hacer realmente para ahorrar
Los profesionales de HVAC suelen dar una regla contraria a la intuición: mantener la mayoría de rejillas abiertas o parcialmente abiertas para que el sistema respire, y actuar en otros frentes. Una medida eficaz es centrarse en el sellado de aire en vez de cerrar rejillas. Los huecos pequeños en ventanas, puertas y trampillas del ático suelen costar más que una habitación de invitados medio calentada.
Otra medida profesional: usa termostatos programables o inteligentes para bajar suavemente la temperatura por la noche o cuando estás fuera, en vez de estrangular el sistema de conductos. Una reducción de 1–2 °C durante varias horas ayuda mucho más en la factura que cerrar tres rejillas en un pasillo.
Y si realmente no usas nunca una zona, consulta con un profesional sobre sistemas de zonificación o ajustes en los conductos, en vez de improvisar con las lamas de las rejillas.
También está el factor confort, que la gente suele subestimar. Cuando cierras las rejillas de una habitación, ese espacio se enfría, sí, pero las paredes y suelos fríos pueden transmitir ese frío a las áreas principales. Tu termostato, a menudo colocado en un pasillo central, puede “sentirse” bien mientras la esquina del sofá se vuelve fría.
Así que subes el termostato un poco. Y luego otro poco. Al final, la caldera funciona más tiempo y más caliente para compensar desigualdades de temperatura causadas solo por el bloqueo del aire. Seamos sinceros: nadie mide cada día con un termómetro en cada habitación para comprobar de verdad qué pasa.
Un sistema equilibrado y abierto suele sentirse más homogéneo, lo que permite mantener el termostato más bajo y la factura más razonable.
Los técnicos de HVAC también ven los efectos secundarios a largo plazo: intercambiadores de calor agrietados por sobrecalentamiento, ventiladores que mueren antes de tiempo, fugas en los conductos agravadas por la alta presión constante. Un técnico con experiencia me lo resumía en una entrada nevada:
“Cada vez que alguien me dice orgulloso que ha cerrado media casa para ahorrar, sé que probablemente le tendré que dar malas noticias sobre su sistema.”
Para proteger confort y equipo, los profesionales suelen dar un pequeño y realista listado de comprobación:
- Mantén la mayoría de rejillas de impulsión abiertas y sin obstáculos (ni muebles, ni cortinas, ni polvo).
- Cierra puertas suavemente, no como estrategia principal de control de temperatura.
- Utiliza cortinas, alfombras y burletes para gestionar las corrientes de aire.
- Haz revisar los conductos cada pocos años para buscar desequilibrios o fugas.
- Considera zonificación o un mini-split si rara vez usas una zona entera de la casa.
Replanteando “habitaciones sin uso” y caminos ocultos del calor
El punto complicado es que “habitación sin uso” no significa “caja aislada”. En una casa, todas las habitaciones se comunican a través de paredes, suelos, techos y fugas de aire. Una habitación fría encima de un salón calentado sigue “robando” calor por el subsuelo. Ese sótano con las rejillas cerradas sigue consumiendo energía a través de tuberías, fugas de conductos y el simple hecho de que el aire caliente sube.
Al privar a una estancia de aire de impulsión, no la cortas limpiamente del sistema: alteras el modo en el que el calor circula por toda la estructura. Eso hace que la casa sea menos predecible y menos eficiente, aunque el termostato marque un valor “normal”.
La factura refleja el conjunto de todas las habitaciones, no solo las que pisas a diario.
Piénsalo: ¿cómo se vive realmente el invierno? Los niños hacen los deberes en sus habitaciones con la puerta entreabierta, alguien ve la tele en el sofá con una manta, el despacho se usa a ratos. Rara vez una habitación se queda semanas sin que alguien entre, encienda una luz o cargue un portátil.
Cuando cierras rejillas en esos espacios semi-usados, creas bolsas de aire frío y estancado que salen por debajo de las puertas y alrededor de los marcos cada vez que alguien se mueve. El termostato solo “ve” una parte de esa realidad. Mientras tanto, tu sistema sigue a pleno rendimiento luchando contra las barreras artificiales que has puesto en los conductos.
El resultado es una pugna invisible: la gente buscando confort habitación por habitación, mientras el sistema HVAC batalla contra la física en segundo plano.
Así que la próxima vez que te veas tentado de cerrar la rejilla de una habitación vacía, tal vez merece la pena pararse a pensar. La pregunta adecuada no es “¿Cómo cierro esta habitación?”, sino “¿Cómo ayudo a mi sistema a funcionar con la casa en la que realmente vivo?”
A veces la respuesta es sencilla: deja la rejilla abierta, baja un punto el termostato general, y dedica tiempo a sellar corrientes de aire y aislar donde se necesita. Otras, es más ambiciosa, como instalar un mini-split sin conductos para ese altillo que casi no usas, o aislar un ático que pierde calor sin freno.
En cualquier caso, el mayor ahorro suele venir de cooperar con tu sistema HVAC, y no de asfixiarlo habitación por habitación.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
| Cerrar rejillas aumenta la presión | Las rejillas bloqueadas aumentan la presión estática en los conductos y fuerzan el ventilador | Ayuda a entender por qué un “truco para ahorrar” puede aumentar en silencio el consumo |
| Los ciclos cortos malgastan energía | Los sistemas que se sobrecalientan y apagan antes consumen más combustible y se desgastan más rápido | Muestra cómo los problemas de confort traen facturas y averías más altas |
| Las alternativas inteligentes funcionan mejor | Sellado de aire, bajadas suaves de temperatura, zonificación y revisión de conductos aportan verdadero ahorro | Proporciona pasos prácticos para bajar la factura sin dañar el sistema |
PREGUNTAS FRECUENTES:
- ¿Debería cerrar alguna rejilla en una habitación sin usar?Una sola rejilla parcialmente cerrada no suele ser un desastre, pero si cierras varias aumenta demasiado la presión estática. Los profesionales de HVAC prefieren en general las rejillas abiertas y otras estrategias de ahorro.
- ¿Por qué mi caldera se enciende y apaga más a menudo cuando cierro rejillas?Las rejillas cerradas hacen que la caldera se sobrecaliente más rápido, activando los mecanismos de seguridad y acortando los ciclos. Esos arranques y paradas frecuentes malgastan energía.
- ¿Cerrar las rejillas puede dañar los conductos?La alta presión por muchas rejillas cerradas puede empeorar las fugas existentes en los conductos y estresar juntas y uniones. Con el tiempo, eso significa que más aire se escapa a paredes o al desván en vez de ir a las habitaciones.
- ¿Es mejor cerrar la puerta o la rejilla de una habitación fría?Una puerta cerrada con rejilla abierta suele ser más seguro para el sistema. Aun así puede haber alguna diferencia de temperatura, pero no se asfixia tanto el flujo de aire en los conductos.
- ¿Cuál es la mejor forma de ahorrar en calefacción sin tocar las rejillas?Utiliza un termostato programable para bajadas suaves, sella fugas en puertas y ventanas, añade aislamiento donde falte, y mantén limpios los filtros para que el sistema funcione fluida y eficientemente.
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